Con los actos conmemorativos a la instalación de Barack Hussein Obama como el Presidente número 44 para un segundo periodo, reafirme mi orgullo por ser hispana y vivir en los Estados Unidos, un país que aunque complejo, ha logrado mantener la democracia por muchos años. Conversando con Inez Moore una octogenaria afro-americana residente de Miami y que sufrió a flor de piel la segregación racial descubrimos que una enorme emoción la azotaba por dentro tras reconocer que nunca pensó ver en su vida a un hombre de su raza frente a la Casa Blanca. Como inmigrante hispana y luego de dos décadas en este país no pude contener las lagrimas por la emoción que sentí al ver a Sonia Sotomayor, una boricua del Bronx juramentando al Vice-Presidente de esta gran nación Joe Biden, ante los ojos atónitos de millones de personas que disfrutaban del espectáculo histórico cuyo costo se estima sobre paso los 130 millones de dólares. Analistas políticos estadounidense catalogaron el discurso de toma de posición como muy positivo fuerte, progresista y hasta lo compararon con el estaditsa Abraham Lincoln, sin embargo, para sus críticos, el presidente omitió temas importantes de política exterior como la crisis que atraviesa Siria donde miles han perdido sus vidas. Lo cierto es que para el ciudadano común que vive en los Estados Unidos, crear empleos e implementar una política de salud pública que brinde seguridad a los más necesitados, las reformas migratorias, el derecho de los homosexuales y las acciones a seguir en lo relacionado a los cambios climaticos continuan siendo la prioridad.-
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